El Evangelio
Evangelio según San Juan 15,26-27.16,12-15.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."
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sábado, 24 de diciembre de 2011
ORACIÓN DE FIN DE AÑO
Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.
En los próximos días iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios
a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos
a repartir felicidad.
Amén
viernes, 4 de noviembre de 2011
Ser un Psicólogo Cristiano: “Desafío y Providencia” por Alberto Sánchez
Hace un par de años comencé a dar forma a una búsqueda profunda de integración entre mi profesión y mi vida de fe.
Leí mucho, estudié mucho, busqué mucho.
El Espíritu Santo me mostró que debía aumentar la oración y bajar las expectativas.
Cuando llegó el momento oportuno se manifestaron los signos esperados.
Por un lado con mis más de trece años de recorrido, mi forma de trabajo fue modificándose.
He atendido pacientes en diván y cara a cara. El psicoanálisis siempre me interesó por permitir la exploración de las más profundas motivaciones de la psiquis humana.
En este sentido mucho he recorrido. Realicé un Posgrado en Psicosomática, teniendo en mente la unidad mente-cuerpo como base de lo que sería para mí el concepto de persona que guiaría mi práctica clínica.
Recorrí diferentes grupos de estudio en psicoanálisis, incluyendo teoría lacaniana.
Por un lado fue surgiendo en mi quehacer, más que en mi mente una nueva orientación que marcaría el tipo de psicoterapia a implementar.
Para mi fue revelador y marcó un antes y un después en esta búsqueda un texto de Carlos Domínguez Morano, “Orar después de Freud”.
Gracias a los hermanos colegas de Alianza (1), un grupo de psicólogos católicos estudiamos este texto de tanta riqueza y claridad acerca de la psicología de la persona creyente.
Me encontré con la convergencia de varias cuestiones: Humanizar la atención, de forma que el vínculo profesional no eclipse la cuestión de que uno no trabaja solo con estructuras clínicas (neurosis, psicosis, perversión), ni solo con síntomas, sino con personas que padecen.
No es necesariamente perjudicial que la persona descubra en su terapeuta preocupación, interés ó alegría cuando la misma supera inhibiciones, angustias ó algún otro síntoma.
Pensé en esbozar un nombre tentativo a esta visión o enfoque de la psicoterapia. A mi mente acudió el termino “En tiempo presente”. No se trata simplemente de una terapia focalizada al estilo de la que cubren en su cartilla las obras sociales. En 30 sesiones de media hora deben resolverse conflictos que llevaron años en formarse.
Al centrarnos en el hoy, pero pensándolo como un eje que vincula nuestro pasado con el futuro que vamos construyendo, y esto a su vez vinculado a ese otro eje que es la unidad de la persona en cuerpo, mente y espíritu. A modo de ejes cartesianos que se cruzan y en su cruce convergen con este aquí, ahora y con este dolor que lleva a la persona a buscar ayuda profesional. Así retomé elementos de antropología cristiana, ya que nada es tan profundamente humano como una visión cristo céntrica del ser humano.
Descubrí entonces que no solo es aplicable tener este concepto del hombre como fundamento para atender personas creyentes. Solo se trata de tener como base o fundamento un concepto de hombre que permita abarcar a la persona en su totalidad y en su completa integridad.
Como plus en los últimos años he recibido en mi consultorio a personas comprometidas con la fe católica. Lo cual lejos de ser un problema fue de lo más enriquecedor.
Además al yo mismo tener una experiencia eclesial y particularmente de lo que en el Movimiento de la Palabra de Dios (2) llamamos la experiencia “del Dios Vivo”, me permitió comprender más cabalmente lo que estas personas vivían sobre todo en lo que hace a experiencias de sanidad y libertad interior.
Varios encuentros con otros psicólogos del Movimiento (2) para orar por nuestros pacientes, abrió para mi la posibilidad de compartir en un espacio de anuncio, fe, oración y gracia este don que es ejercer una profesión de ayuda como la psicología.
A la parroquia de mi barrio llegó un nuevo párroco con ímpetu por hacer cosas nuevas, y además psicólogo.
El Señor me dio la posibilidad de rezar con este sacerdote y discernir en que podía colaborar desde mi profesión en este lugar.
Se fueron abriendo caminos que derivaron en la posibilidad de brindar una charla en la parroquia con “El Amor Cristiano” como tema central. A partir de la encíclica de Benedicto XVI,
finalmente se realizó este encuentro donde junto a una profesora de filosofía, el sacerdote y yo presentamos el tema desde la psicología la filosofía y la teología.
A partir de ese momento colaboro en la parroquia con quienes buscan apoyo psicológico y no tienen recursos para iniciar una terapia en forma privada.
El camino de oración sobre lo que el Señor me regalo para dar a los demás, me condujo a cambiar la mirada sobre la profesión y poder dar pasos de integración con la vida de fe.
Desde estas experiencias mi objetivo en cada tratamiento es que puedan salir a la luz los recursos propios con los que cuenta quien busca ayuda e imagino interiormente que Jesús quiere resucitar en la persona doliente. De forma que las crisis atravesadas, sean una posibilidad de crecimiento y un paso más hacia la sanidad y la libertad interior.
Recuerdo una frase de Khalil Gibran que me ayuda a expresar con claridad este sentir:
“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.”
Orar por cada paciente es una bendición y escuchar, comprender y recibir profundamente el dolor de quienes buscan ayuda, es para mi a partir de lo relatado también, una forma de recibir a Jesús.
Alabado sea Dios en el corazón del otro. Jesús pronto resucitará en el.
Amen.
Febrero de 2009
Referencias
(1) Alianza: Equipo de profesionales de la salud mental, surgido como comunidad de trabajo a partir de la experiencia de sus miembros en el MOPAL
(2) Movimiento de la Palabra de Dios (MOPAL): Movimiento católico fundado en 1974 por el Sacerdote Ricardo Martensen
Leí mucho, estudié mucho, busqué mucho.
El Espíritu Santo me mostró que debía aumentar la oración y bajar las expectativas.
Cuando llegó el momento oportuno se manifestaron los signos esperados.
Por un lado con mis más de trece años de recorrido, mi forma de trabajo fue modificándose.
He atendido pacientes en diván y cara a cara. El psicoanálisis siempre me interesó por permitir la exploración de las más profundas motivaciones de la psiquis humana.
En este sentido mucho he recorrido. Realicé un Posgrado en Psicosomática, teniendo en mente la unidad mente-cuerpo como base de lo que sería para mí el concepto de persona que guiaría mi práctica clínica.
Recorrí diferentes grupos de estudio en psicoanálisis, incluyendo teoría lacaniana.
Por un lado fue surgiendo en mi quehacer, más que en mi mente una nueva orientación que marcaría el tipo de psicoterapia a implementar.
Para mi fue revelador y marcó un antes y un después en esta búsqueda un texto de Carlos Domínguez Morano, “Orar después de Freud”.
Gracias a los hermanos colegas de Alianza (1), un grupo de psicólogos católicos estudiamos este texto de tanta riqueza y claridad acerca de la psicología de la persona creyente.
Me encontré con la convergencia de varias cuestiones: Humanizar la atención, de forma que el vínculo profesional no eclipse la cuestión de que uno no trabaja solo con estructuras clínicas (neurosis, psicosis, perversión), ni solo con síntomas, sino con personas que padecen.
No es necesariamente perjudicial que la persona descubra en su terapeuta preocupación, interés ó alegría cuando la misma supera inhibiciones, angustias ó algún otro síntoma.
Pensé en esbozar un nombre tentativo a esta visión o enfoque de la psicoterapia. A mi mente acudió el termino “En tiempo presente”. No se trata simplemente de una terapia focalizada al estilo de la que cubren en su cartilla las obras sociales. En 30 sesiones de media hora deben resolverse conflictos que llevaron años en formarse.
Al centrarnos en el hoy, pero pensándolo como un eje que vincula nuestro pasado con el futuro que vamos construyendo, y esto a su vez vinculado a ese otro eje que es la unidad de la persona en cuerpo, mente y espíritu. A modo de ejes cartesianos que se cruzan y en su cruce convergen con este aquí, ahora y con este dolor que lleva a la persona a buscar ayuda profesional. Así retomé elementos de antropología cristiana, ya que nada es tan profundamente humano como una visión cristo céntrica del ser humano.
Descubrí entonces que no solo es aplicable tener este concepto del hombre como fundamento para atender personas creyentes. Solo se trata de tener como base o fundamento un concepto de hombre que permita abarcar a la persona en su totalidad y en su completa integridad.
Como plus en los últimos años he recibido en mi consultorio a personas comprometidas con la fe católica. Lo cual lejos de ser un problema fue de lo más enriquecedor.
Además al yo mismo tener una experiencia eclesial y particularmente de lo que en el Movimiento de la Palabra de Dios (2) llamamos la experiencia “del Dios Vivo”, me permitió comprender más cabalmente lo que estas personas vivían sobre todo en lo que hace a experiencias de sanidad y libertad interior.
Varios encuentros con otros psicólogos del Movimiento (2) para orar por nuestros pacientes, abrió para mi la posibilidad de compartir en un espacio de anuncio, fe, oración y gracia este don que es ejercer una profesión de ayuda como la psicología.
A la parroquia de mi barrio llegó un nuevo párroco con ímpetu por hacer cosas nuevas, y además psicólogo.
El Señor me dio la posibilidad de rezar con este sacerdote y discernir en que podía colaborar desde mi profesión en este lugar.
Se fueron abriendo caminos que derivaron en la posibilidad de brindar una charla en la parroquia con “El Amor Cristiano” como tema central. A partir de la encíclica de Benedicto XVI,
finalmente se realizó este encuentro donde junto a una profesora de filosofía, el sacerdote y yo presentamos el tema desde la psicología la filosofía y la teología.
A partir de ese momento colaboro en la parroquia con quienes buscan apoyo psicológico y no tienen recursos para iniciar una terapia en forma privada.
El camino de oración sobre lo que el Señor me regalo para dar a los demás, me condujo a cambiar la mirada sobre la profesión y poder dar pasos de integración con la vida de fe.
Desde estas experiencias mi objetivo en cada tratamiento es que puedan salir a la luz los recursos propios con los que cuenta quien busca ayuda e imagino interiormente que Jesús quiere resucitar en la persona doliente. De forma que las crisis atravesadas, sean una posibilidad de crecimiento y un paso más hacia la sanidad y la libertad interior.
Recuerdo una frase de Khalil Gibran que me ayuda a expresar con claridad este sentir:
“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.”
Orar por cada paciente es una bendición y escuchar, comprender y recibir profundamente el dolor de quienes buscan ayuda, es para mi a partir de lo relatado también, una forma de recibir a Jesús.
Alabado sea Dios en el corazón del otro. Jesús pronto resucitará en el.
Amen.
Febrero de 2009
Referencias
(1) Alianza: Equipo de profesionales de la salud mental, surgido como comunidad de trabajo a partir de la experiencia de sus miembros en el MOPAL
(2) Movimiento de la Palabra de Dios (MOPAL): Movimiento católico fundado en 1974 por el Sacerdote Ricardo Martensen
miércoles, 24 de agosto de 2011
Las consecuencias psicológicas del aborto
Autor: Dr. Luis Salinas *
Fuente: valoresreligiosos.com.ar
Es mucho lo que se ha investigado y muy poco lo que se ha divulgado acerca de las repercusiones psicológicas que produce la interrupción voluntaria de un embarazo. Lo cierto es que esta elección no es gratuita. Los problemas emocionales que pueden darse de forma inmediata son la negación del hecho (las mujeres se dicen a sí mismas: "Esto no me pasó a mí"), la supresión del hecho (se dicen: "Me pasó pero no quiero pensar en esto") o, en un número escaso de casos, la presencia de rígidos mecanismos de defensa para evitar sentimientos de culpa (piensan: "Ya pasó y no me importa"). Estos afectos reprimidos, suprimidos o disociados causan disturbios emocionales tales como afecciones psicosomáticas, psiquiátricas o del comportamiento.
Se puede instaurar entonces el conocido síndrome post-aborto (que se manifiesta a través de palpitaciones, anorexia, depresión, trastornos en el rendimiento social y laboral, rupturas vinculares).
Entre las consecuencias mediatas, es posible reconocer el síndrome por estrés postraumático: las mujeres experimentan reiterados recuerdos del acontecimiento que provocan intenso malestar, mayor aún cuando llegaron a la decisión de someterse a un aborto forzadas por otros o si fueron víctimas de abuso sexual. En algunos casos se presentan también depresiones que, sin tratamiento, pueden evolucionar en cuadros más graves como lo son las tendencias suicidas. Por último, la negación de la muerte del niño no deseado puede inducir al abuso de sustancias, siendo lo más común el reforzamiento del hábito de fumar, el consumo de alcohol o de drogas.
Otros cuadros que se observan son las disfunciones sexuales crónicas (frigidez y anorgasmia), los desórdenes alimentarios y los problemas crónicos de relación. La interrupción voluntaria del embarazo constituye un homicidio; la vida de la mujer embarazada es sumamente valiosa, pero resulta absurdo pretender que la forma de cuidar y proteger esa vida sea destruyendo otra. Diversas entidades religiosas y otras no confesionales sostienen este concepto; entre las segundas, la organización no gubernamental Defensoría de la Vida Humana se refiere al homicidio prenatal como "el acto voluntario que interrumpe el proceso natural de gestación provocando deliberadamente la muerte de la persona por nacer" .
Por eso, considero que es importante dar a conocer esta información a toda mujer o pareja que se plantea la decisión de abortar, orientar, acompañar en situaciones o procesos complejos a quienes se encuentran en vías de tomar una decisión que puede afectar a más de una persona.
La interrupción voluntaria del embarazo definitivamente no es una "solución" para ninguna mujer. Lo expone con claridad A. D''Agostino, vicepresidente de Comunicaciones del Population Research Institute al afirmar que "el aborto mata a un niño y daña a la mujer, eventualmente en su cuerpo y más frecuentemente en su mente. De modo que ¿para quién puede ser bueno el aborto?"
* Médico psiquiatra. Colaborador de la Asociación civil Defensoría de la vida humana. www.defenvida.org.ar
viernes, 12 de agosto de 2011
Nota: "¿Qué es conocerse a sí mismo?"
Autor:Nelson Medina, O.P.
Fuente: fraynelson.com
Apenas formulada la pregunta uno descubre la complejidad de una tarea vasta como ninguna.
De una persona humana cabe conocer por lo menos lo que conocen los psicólogos, y esto supone inteligencia, hábitos,personalidad,temperamento, carácter, patologías, genealogía, genética, y todo ello entrelazado y ligado además a las condiciones de la infancia, el entorno social, la micro y la macro historia, el lenguaje, la moda, las amistades... es como una espiral que no acaba nunca.
Por otra parte, la mayoría de los seres humanos transcurrimos nuestras horas en relativo sosiego con lo que somos. Quizá por ignorancia, se puede argüir, o por conformismo, o por engaño continuo: todo ello puede ser. Pero no serán esas las explicaciones definitivas. Hemos conocido seres humanos bellísimos, gente humilde y sabia, y no encontramos en ellos otra cosa sino una gran unidad interior, fruto de una profunda armonía. La sensación que irradian estas personas no es de algo embrollado y abstruso sino de una gran simplicidad, como si la vida misma fuera eso: un episodio de estética y sencillez.
Esta es la paradoja del conocimiento de uno mismo: supone métodos complejos y metas simples. Puede comparársele al ascenso de una montaña. En sí mismo es algo complejo y agotador pero poco a poco va conduciendo a cimas de sencillez y de paz interior.
Idealmente, la cumbre misma es como un punto en el que el alma se siente perfectamente unificada, colmada de luz, con una visión nueva de las cosas y una sensación estable de paz.
La comparación con la montaña también nos sirve en otro sentido: hay más de un camino hacia la cúspide. Nuestras palabras en la presente obra quieren ser sinceras y útiles pero no absolutas. Ya Cristo nos advirtió que el Espíritu Santo "sopla donde quiere" (Juan 3,8) y Dios tiende a no repetirse en la manera de llevarnos hacia sí. Él, que es Uno, al atraernos hacia su unidad nos unifica, a cada quien en su mundo interior, y a todos en cuanto miembros de la familia de los hijos de Dios.
Hay que destacar, pues, este aspecto de unidad para que sepamos que nos interesa más lo sintético que lo analítico. Las enumeraciones y los detalles son importantes pero sólo en cuanto sílabas que nos ayudan a leer un texto, por usar esa comparación. Sin ellas no habría texto pero el texto es más que la suma de sus partes.
También Santo Tomás de Aquino, siguiendo en esto a Aristóteles, habló de esta unidad como uno de los criterios de la genuina sabiduría. "Es propio del sabio ocuparse de las causas primeras," dice al comienzo del primer libro de su Suma Contra Gentiles.
Conocimiento y belleza se dan la mano en tierras de esta unidad superior. También allí se encuentran el amor y la bondad. No es simple poesía. Es la realidad: aquel que contempla desde lo alto descubre una lógica que se escapa a los que sólo viven a ras de tierra. Los ciclos de la vida y de la muerte, o el sucederse de los tiempos que maravillaron al Eclesiastés (véase Qohelet 3,1-8), vistos desde esa altura, traen una sensación que no es de angustia sino de paz. Es la certeza de que hay un orden incluso cuando no lo logramos comprender completamente.
Porque la unidad a la que aspiramos no es solamente unidad de nuestras emociones,
que tanto pugnan; o de nuestra inteligencia, que no se aquieta en su preguntarlo todo; o de nuestros recuerdos, que tantas veces nos levantan y tantas nos hunden en desconcierto; o de nuestros sueños, que por igual nos fascinan y extravían. Esta unidad es también unidad con los sabios de muchos otros tiempos, con los santos de muchos otros lugares y con los trazos mismos de la Belleza Increada, que algún rastro dejó de sí en todo lo que a bien tuvo crear.
martes, 2 de agosto de 2011
Presentación y lanzamiento del libro "YO SOY"
Con motivo de su lanzamiento, la Editorial de la Palabra de Dios y Editorial Paulinas, realizarán la presentación del libro: YO SOY, Meditaciones pastorales sobre la identidad humana, del Padre Ricardo, MPD.
El Padre Ricardo ha escrito más de 15 títulos que recogen la experiencia y acompañamiento pastoral que realizó a lo largo del tiempo en el Movimiento de la Palabra de Dios, del cual es su fundador.
Mediante la publicación de este libro, pretendemos realizar un aporte a quienes buscan vivir su dignidad como personas humanas. Desde la declaración que hace Dios, “Yo Soy el que Soy”, completada con la revelación trinitaria de Jesús, el hombre puede entenderse y descubrir quién es él mismo, cómo puede vivir, qué puede hacer y tener, el porqué de la convivencia, su misión y su realización.
El acto se realizará el martes 16 de agosto a las 19hs , en el Colegio Champagnat, sito en la calle Montevideo 1050 , Buenos Aires. Acompañarán al autor el Lic. Pbro. Marcelo Gil y la Lic. Lily Guita.
jueves, 21 de julio de 2011
VIII JORNADA DE PSICOLOGÍA CRISTIANA
AMISTAD
Y
PSICOTERAPIA18, 19 y 20 de agosto de 2011
PROGRAMA
JUEVES 18: 15 hs – Inscripción –
16 hs. PBRO. DR. IGNACIO ANDEREGGEN “La amistad, fuente de salud psíquica”
17,30 hs. HNA. MARÍA ELENA SCHELL "El magisterio de la amistad y la salud psíquica"
19 hs. VIDEO: DRA. MERCEDES PALET (Suiza) “Los efectos curativos de la mirada amistosa en psicoterapia”.
19,30 hs. DR. MARTÍN ECHAVARRÍA “La amistad en las corrientes de psicología contemporáneas”
VIERNES 19: 15,30 hs. VIDEO: DRA. PATRICIA ASTORQUIZA (Chile) “La amistad en Aristóteles”
16,30 hs. DRA. ZELMIRA SELIGMANN “Las virtudes necesarias en el vínculo amistoso”
18 hs. P. FERNANDO RIVAS OSB “La amistad espiritual en San Elredo”
19 hs. LIC. PABLO LEGO (Perú) “Las implicancias de la amistad terapéutica en el crecimiento personal"
SÁBADO 20 : 9,30 hs. Recepción.
PBRO. GABINO TABOSSI "[...] Y montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una morada y cuidó de él ´´(Lc.10,34)
11,30 hs. DRA. MARIANA DE RUSCHI “La amistad como causa de discernimiento en psicoterapia”
14 hs. Orquesta Ensamble Buenos Aires Barroco
15 hs. LIC. NORA ORTUBIA "La amistad en el camino terapéutico de San Agustín"
16 hs. DRA. ANGELA G DE BERTOLACCI “La amistad, benevolencia y concordia recíprocas en Santo Tomás”
17, 30 hs. Mesa Redonda
18,30 hs. SANTA MISA
UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA “SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES”
AUDITORIO MONSEÑOR DERISI - Alicia M. de Justo 1400 - Buenos Aires
Informes: psicologia_catolica@yahoo.com.ar
Inscripción (el día de la Jornada): $30.
martes, 12 de julio de 2011
Libro recomendado: "Camino de Sanación, pasos hacia una nueva vida" de P. Daniel Viera
Camino de sanación. Pasos hacia una vida nueva, recopila 15 artículos escritos en forma de meditación-oración para pedirle a Dios sanidad interior. Los artículos han sido ampliados con la propuesta de realización de talleres para profundizar en el núcleo de la vida a ser sanado: vínculos, recuerdos, duelos, matrimonio, castidad, familia, carácter, etc.
El libro es la primera coedición realizada por la Editorial de la Palabra de Dios y la Editorial Santa María, de Buenos Aires
martes, 21 de junio de 2011
Psicología cristiana: Cuerpo y alma desde una perspectiva católica
Una relación armoniosa es posible
ROMA, domingo, 21 de junio de 2009 (ZENIT.org).- De primeras, la psicología y la fe pueden parecer socios inverosímiles, pero son compatibles, según una reciente publicación de una revista profesional de psicología.
De hecho, la psicología necesita un concepto de persona humana que pueda describir adecuadamente qué es lo que son nuestro cuerpo y alma y cómo se relacionan. También ayuda el reconocer que los seres humanos tienen deseos tanto naturales como trascendentes.
Esta es la afirmación de inicio de la recientemente publicada "edición católica" de la revista: "Edification: A Journal of the Society of Christian Psychology" (V. 3.1).
Esta edición se ha confiado al Instituto para las Ciencias Psicológicas (IPS), una facultad de psicología en Arlington, Virginia.
El antiguo miembro del profesorado, Christian Brugger, ahora profesor en el Seminario Teológico San Juan María Vianney, participa como redactor invitado y escribe el ensayo introductorio sobre el que se basan muchas de las aportaciones que siguen a continuación.
En su artículo, Brugger precisaba que, dado que el fin de la psicología clínica es ayudar al ser humano a prosperar en términos de salud mental personal, resulta útil comprender la naturaleza de la persona humana basándola en una sana antropología.
Como seres humanos, explicaba, podemos levantarnos sobre las percepciones y emociones del cuerpo porque somos más que seres corpóreos y nuestra facultad de razonar no es un órgano material.
Esto significa que la psicología cristiana garantiza la libertad humana para la autodirección racional y la libre elección en cuanto facultad inmaterial no determinada por leyes físicas causales, concluía Brugger.
El peligro, con la extendida negación de las ciencias sociales laicas de la naturaleza inmaterial de nuestra razón, es que no sólo abre la puerta a las afirmaciones del determinismo radical, sino que también niega la dimensión espiritual de la persona humana, afirmaba Brugger.
Posturas en contraste
Paul C. Vitz, del IPS, destacaba algunas de las diferencias entre la postura cristiana ante la psicología y la visión laica en su ensayo titulado: "Replantear la Teoría de la Personalidad desde una Perspectiva Cristiano Católica".
Vitz observaba que una interpretación cristiana de la personalidad comienza asumiendo que Dios existe y que es una persona con la que se está en relación. Si un psicólogo acepta la existencia de Dios y la validez de la dimensión religiosa de la vida, esto tiene la ventaja psicológica de permitirle tratar a un cliente religioso de forma más honesta y con un mayor respeto.
Mucho de la moderna teoría laica de la personalidad, sin embargo, es reduccionista y asume que la experiencia religiosa y los ideales morales son causado por fenómenos subyacentes más bajos, explicaba Vitz. De esta forma, en la postura freudiana, el amor se reduce al deseo sexual; el deseo sexual a fisiología; y la vida espiritual o los ideales artísticos se reducen a impulsos sexuales sublimados.
En contraste, según Vitz, la postura cristiana es construccionista. Esto significa que acentúa los aspectos más altos de la personalidad como conteniendo, y en ocasiones causando o transformando, los aspectos más bajos.
Es, por tanto, un método sintético, que aúna las cosas en un patrón integrado, mientras que el pensamiento reduccionista es analítico. Vitz admitía que un buen análisis es un requisito importante. Sin embargo, mucha de la psicología moderna se ha limitado sólo a este análisis reductivo, sin un concepto integrado de la persona humana.
Vitz también destacaba el contraste respecto a la teoría de la personalidad. Gran parte de la postura laica considera la personalidad como un autónomo aislado. El cristianismo, por el contrario, no asume que la meta de la vida sea la independencia y, en su lugar, da un papel central a las relaciones.
"El cristianismo postula la interdependencia, y el mutuo aunque libremente elegido cuidado por el otro, como el tipo primario de relación adulta", comentaba Vitz.
Redescubrir la virtud
Reclamar una visión de la persona humana basada en la virtud es el tema del ensayo "Un Psicología Cristiano Católica Positiva: un Acercamiento a la Virtud", de los miembros del IPS Craig Steven Titus y Frank Moncher.
De hecho, los filósofos clásicos, como Aristóteles, basaron su visión psicosocial desde el punto de vista de la teoría de la virtud, afirmaban.
Dicha postura estudia la correlación potencial entre el bienestar psicológico y la bondad ética que se despliega en las principales virtudes. Esto contrasta con algunas posturas laicas de la psicología que consideran la salud mental como una simple ausencia de desorden.
Titus y Moncher comentaban que es necesario un nivel básico de cada una de las principales virtudes para ser considerado psicológicamente sano o tener un buen carácter. Por eso, "la psicología cristiana debe buscar no sólo la reducción de los síntomas sino también el crecimiento en las virtudes adquiridas".
En un ensayo a parte, Moncher consideraba las implicaciones de las premisas antropológicas específicamente católico cristianas para la psicología en una aportación titulada: "Implicaciones de la Antropología Católica para la Evaluación Psicológica".
Es importante, afirmaba, que un psicólogo tenga en mente una antropología teológica y filosófica plena al evaluar al cliente, y también que, interiormente, tenga la curiosidad de comprender la visión del mundo y el sistema de valores del cliente.
Con demasiada frecuencia, sin embargo, el conocimiento referente a las realidades trascendentes, normas morales, belleza estética, y al desarrollo de la virtud es típicamente excluido por los métodos clínicos tradicionales.
Moncher también comentaba que la apertura a la antropología cristiana resulta especialmente importante cuando se trata de tareas como evaluar a candidatos a entrar en el sacerdocio o en la vida religiosa, o en la labor de los tribunales católicos que deben examinar la validez de los matrimonios y la capacidad de las personas de dar su pleno y libre consentimiento en sus votos matrimoniales.
Vocación
Los miembros del IPS Bill Nordling y Phil Scrofani se ponían al otro lado de la mesa y consideraban qué significa para un médico la postura católica en su ensayo, "Implicaciones de una Antropología Católica para el Desarrollo de un Acercamiento Católico a la Psicoterapia".
Explicaban por qué el concepto de vocación es útil cuando se aplica a una carrera profesional como la de terapeuta.
"Para un cristiano, convertirse en terapeuta puede ser la respuesta a una llamada única de Dios a proporcionar servicio médico mental a clientes que sufren", escribían.
Bajo este prisma, la tarea del terapeuta no sólo implica una relación terapéutica con el cliente, sino que es una relación que va más allá del negocio. "El ver la profesión que han elegido como una vocación personal le motiva no sólo a observar de modo concienzudo su ética profesional, sino también a practicarla de acuerdo con los principios éticos católicos", añadía Nordling y Scrofani.
Esta concepción del terapeuta basada en la vocación también le servirá para motivarse cuando el trabajo con un cliente sea difícil, o cuando se requieran sacrificios de tiempo o dinero.
El concepto de vocación no sólo orientará al terapeuta en la comprensión del cliente y de su tratamiento, sino que le guiará también en la comprensión de que el cliente está encajado en una familia, en una cultura y, en ocasiones, en una tradición religiosa.
"Este acercamiento a la psicoterapia demuestra un profundo respeto por la diversidad comenzando por el principio fundamental de que el cliente es una persona única e irrepetible hecha a imagen de Dios", comentaba Nordling y Scrofani.
"Además, en última instancia, es un imperativo moral permitir al cliente que haga elecciones libremente que le autodefinan de acuerdo a su conciencia".
Al concluir su aportación, los autores especifican que un acercamiento a la psicoterapia así conformado antropológicamente no debe concebirse como opuesto a la ciencia de la psicología.
Por tanto, los métodos terapéuticos serán elegidos de acuerdo a su probada eficacia.
También concedían que el foco primario de un terapeuta debe seguir siendo el funcionamiento psicológico del cliente, dejando los temas espirituales más específicos al clero y a los directores espirituales.
En general, la revista presenta ideas provocadoras sobre cómo una antropología basada en el cristianismo puede proporcionar valiosas aportaciones sobre la condición humana.
Fuente: zenit.com
miércoles, 8 de junio de 2011
"Cuando permitimos que nuestra luz brille"
"Nuestro miedo mas hondo no es el ser ineptos,
nuestro miedo mas hondo es el ser poderosos sin medida.
No es la oscuridad, sino la luz lo que nos asusta.
Nos preguntamos, ¿quien soy yo para ser brillante, encantador, talentoso?
Por el contrario, ¿quien eres tu para no serlo?
Eres HIJO DE DIOS. Al fingirte poca cosa no sirves al mundo.
No hay iluminacion en el reducirte a tal punto que otros se sientan inseguros junto a ti.
Nacimos para ser manifiesta la gloria de Dios que existe sobre nosotros
No solo en algunos,
en TODOS.
Cuando permitimos que nuestra luz brille, inconscientemente autorizamos a otros a hacer lo mismo.
Cuando nos liberamos de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automaticamente a otros."
Nelson Mandela
jueves, 2 de junio de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
Jornada: "Orando para sanar las heridas que traemos desde la concepción, el vientre materno y el nacimiento"
Se suspendió el retiro cerrado "Orando para sanar las heridas que traemos desde la concepción, el vientre materno y el nacimiento"
En su lugar se realizara una jornada abierta, abierta de evangelización y sanación de Vientre Materno, el domingo 12 de junio en el patio de Charlone de San Roque, desde las 9.30hs. hasta las 19hs. Predicadores: Gabriela Salum Osorio y P.Gustavo Jamut o.m.v.
El cambio se produce a raiz de la cantidad de personas interesadas a participar para escuchar a los predicadores y de este modo ser mas accesible para todos.
Consulte en secretaría por el retiro que se realizará el viernes 13 de mayo (mismo tema)
Para mas información, visite nuestro sitio www.sanroquercc.com
o contáctese por teléfono al (011) 4554-8189
También puede escribirnos al email: secretaria@sanroquercc.com
domingo, 15 de mayo de 2011
Nota: "Creer en Dios ayuda a pelearle a la depresión"
Las convicciones religiosas podrían ser una herramienta efectiva contra la depresión, ya que creer en un Dios bondadoso podría mejorar la respuesta al tratamiento médico aplicado contra esta patología, concluyó un estudio realizado en Estados Unidos.
“La medicación tiene un rol importante en la reducción de los síntomas de la depresión. Pero los médicos deberían ser concientes del rol de la religión en la vida de sus pacientes, ya que constituye una herramienta importante al planear el tratamiento”, afirmó Patricia Murphy, de la Universidad de Rush.
Un mal frecuente
La depresión, una patología bastante habitual, consiste en una tristeza muy profunda y duradera, que interfiere en todos los aspectos de la vida cotidiana, como el laboral, familiar o social. La Organización Mundial de la Salud calcula que al menos 121 millones de personas la sufren hoy en día y que constituye una de las principales enfermedades discapacitantes. Sin embargo, menos del 25% de quienes la padecen acceden a un tratamiento médico efectivo.
Los síntomas más comunes incluyen la tristeza, desesperanza, cansancio, insomnio, ansiedad, irritabilidad, falta de interés y los problemas para concentrarse. También puede generar alteraciones físicas, especialmente en el aparto digestivo o en la intensidad de los dolores de cabeza. Los tratamientos más habituales incluyen la psicoterapia y, en caso de ser necesario, medicación.
DIOS Y ALIVIO
Los investigadores analizaron la influencia de las creencias religiosas en la batalla contra la depresión, y publicaron sus conclusiones en la Revista de Psicología Clínica. Trabajaron con 136 adultos diagnosticados con depresión, y todos respondieron una serie de preguntas destinadas a analizar sus convicciones religiosas.
Los voluntarios que creían en un Dios bueno y comprensivo tenían más posibilidades de responder al tratamiento contra la depresión, que incluyó la administración de fármacos.
Por las dudas, los autores chequearon que la buena respuesta al tratamiento no tuviera que ver con la sensación de esperanza. “En nuestro estudio, la respuesta positiva a la medicación tuvo poco que ver con la esperanza que usualmente acompaña a las convicciones espirituales. La mejora de los pacientes se asoció específicamente a la creencia en un Ser Supremo bondadoso”, concluyó Murphy.
jueves, 5 de mayo de 2011
Libro recomendado: "Orar despues de Freud" de Carlos Dominguez Morano
De siempre, el tema del valor y la función de la oración ha ocupado a teólogos y maestros de espiritualidad, así como a psicólogos y psiquiatras. La crítica de la religión llevada a cabo por Sigmund Freud planteó de un modo aún más agudo la sospecha sobre esta actividad, que hay que considerar como fundamental en la experiencia religiosa. Después de Freud, el psicoanálisis no dejó de replantearse la cuestión desde las diversas ópticas de sus distintas escuelas. El presente trabajo, que requiere por parte del lector algun conocimiento del psicoanálisis aborda el tema partiendo de las interrogaciones freudianas y en continuidad con posteriores teorizaciones psicoanalíticas sobre el hecho religioso. Las imágenes del Dios que nace en nosotros a partir de las incidencias biográficas que marcan nuestras vidas constituyen un objeto preferente de la reflexión. Orar es un acto psíquico con amplias resonancias en el campo de la afectividad. Hablamos a Dios desde nuestro deseo, y es desde ese mismo ámbito del desear, desde donde pretendemos hacer oír la voz y la voluntad de ese mismo Dios sobre nosotros. Asunto delicado, sin duda, expuesto a todo tipo de ambigüedades y en el que pueden confundirse las voces del Dios de Jesús con las de lo infantil y lo ilusorio.
domingo, 1 de mayo de 2011
Actualidad: "El Papa proclamó beato a Juan Pablo II en una multitudinaria ceremonia"
Por Por Kelly Velásquez | AFP – dom, 1 may 2011 16:53
El papa Benedicto XVI proclamó este domingo en la plaza de San Pedro "beato" a su predecesor Juan Pablo II (1978-2005) durante una imponente y multitudinaria ceremonia que congregó a más de un millón de personas provenientes de todo el mundo en la capital italiana.
El Papa, que llevaba la casulla y la mitra de Juan Pablo II, pronunció la solemne fórmula en latín con la cual elevó a la gloria de los altares a su predecesor, con quien colaboró durante 23 años.
"Concedemos que el venerado Siervo de Dios Juan Pablo II, Papa, sea de ahora en adelante llamado beato", proclamó.
Un largo aplauso y gritos de "Santo Subito" (santo de inmediato) estallaron en la plaza, llena de gente que enarbolaba banderas de numerosas nacionalidades, entre ellas polacas, españolas y brasileñas.
Para que Juan Pablo II se convierta en santo es necesario que se le reconozca un milagro en el marco de un proceso de canonización, lo que podría hacerse "dentro de unos años", explicó más tarde el número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
La emoción reinó entre los representantes de 86 delegaciones de países extranjeros
"Percibíamos el perfume de su santidad", reconoció durante su homilía Benedicto XVI, quien elogió "la fuerza de un gigante" que logró "invertir" la tendencia de "la sociedad, la cultura y los sistemas políticos y económicos" a abandonar el cristianismo.
Una inmensa fotografía de 1995 de un sonriente y saludable Karol Wojtyla, desplegada en el balcón central de la basílica, fue desvelada en el momento de la proclamación.
Bajo un sol templado, la ceremonia, en la que el Papa usó también el cáliz que Juan Pablo II empleó en los últimos años, fue transmitida en directo a numerosos países, en particular Polonia, donde miles de polacos salieron masivamente a las calles para seguir la beatificación en directo en pantallas gigantes.
En la Basílica de Guadalupe de la ciudad de México, cientos de jóvenes habían acampado desde la noche del sábado para presenciar en directo la ceremonia. Y en Centroamérica, miles de católicos celebraron el evento con vigilias, marchas y oficios religiosos.
El culto litúrgico del nuevo beato será celebrado el 22 de octubre de cada año, en el aniversario del comienzo del pontificado de Juan Pablo II en 1978.
La beatificación del primer Papa polaco de la historia, quien falleció el 2 de abril de 2005 a los 84 años tras una larga enfermedad, es el paso previo a la canonización y se llevó a cabo en un tiempo récord.
En total 22 jefes de Estado y de Gobierno asistieron al evento, entre ellos los presidentes de México, Felipe Calderón, de Honduras, Porfirio Lobo, y el controvertido presidente de Zimbabue, Robert Mugabe.
Casi todos los países latinoamericanos enviaron importantes delegaciones para rendir homenaje al pontífice que recorrió la región de punta a punta.
Ante el féretro de Juan Pablo II y una preciosa reliquia con su sangre, expuestos dentro de la basílica para la veneración, desfilaron durante horas cientos de fieles.
Benedicto XVI abrió la procesión y se recogió para orar en silencio ante el féretro de su predecesor.
Las puertas de la basílica permanecerán abiertas hasta "el último peregrino", indicó la Santa Sede, lo que debía ocurrir al amanecer.
Unas 280 personas sufrieron malestares y desmayos. El cardenal español Agustín García Gasco Vicente, de 80 años, ex arzobispo de Valencia, falleció en Roma de un infarto poco antes de la ceremonia.
La sepultura definitiva de los restos de Juan Pablo II se realizará sucesivamente en forma privada en la basílica de San Pedro, en la capilla de San Sebastián, al lado de la capilla en donde se encuentra la célebre estatua La Piedad de Miguel Ángel, en el ala derecha del templo.
La beatificación de uno de los pontífices más populares de la historia reciente, que viajó por todos los rincones del planeta y utilizó todo tipo de medios de comunicación para llevar su mensaje al mundo, convierte su papado en uno de los emblemas de la Iglesia de la era moderna.
El pontífice juvenil, deportivo, accesible, que escalaba montañas, esquiaba y bromeaba, fue inflexible hasta el final sobre temas como el control de la natalidad, el aborto y el divorcio.
"Que emoción estar aquí, no me imaginaba poder asistir", confesó la monja colombiana Patricia Fajardo, quien acudió con otros compatriotas.
La principal sombra que pesa hoy en día sobre su papado es que no haya usado contra los curas condenados por pedofilia, entre ellos el fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel, la misma intransigencia que aplicó a los sectores más progresistas de la Iglesia, como la teología de la Liberación, que apartó sin titubear de América Latina.
Una monja muestra una fotografía del papa Juan Pablo II entre la multitud de fieles asistentes a su beatificación, el 1 de mayo de 2011 en la Plaza de San Pedro, en Ciudad del Vaticano.
Un retrato del papa Juan Pablo II es desvelado en la Plaza de San Pedro, en Ciudad del Vaticano, este 1 de mayo de 2011, durante su ceremonia de beatificación.
Fechas clave del pontificado y del proceso de beatificación de Juan Pablo II, que culminará el domingo 1 de mayo de 2011, con una ceremonia presidida por el papa Benedicto XVI.
domingo, 24 de abril de 2011
Nota: "Santo Tomás, ¿psicólogo?"
La actividad correspondiente a lo que en nuestros días se denomina Psicología fue desarrollada en modo eminente, aunque por supuesto diferente en su contexto, modalidad, resultados y objetivos, por Santo Tomás de Aquino en su dimensión de -humanista-.
La afirmación que acabamos de formular contiene una tesis de la mayor importancia. En efecto, envuelve una gran cantidad de datos especulativos y valorativos acerca de su pensamiento y de nuestra situación actual, así como, en parte, un proyecto de acción cultural.
El casi instintivo rechazo que produce en algunos la aserción arriba consignada, por otra parte, no es independiente de los factores más profundos que determinan el desarrollo de la honda crisis en la que se encuentra la cultura cristiana y católica. En efecto, muchos ven aquí, con razón, un punto en el que se dividen las aguas respecto de la relación del cristianismo con la cultura moderna. Muchos, además, no quieren sacar las consecuencias que se derivan en términos de combate cultural de admitir que Santo Tomás se refiere a la cosa misma a la que también se refieren Freud, Jung, Adler, Frankl.
La admisión de esta verdad, para muchos, equivale a la renuncia a navegar en el río que arrastra la cultura contemporánea; y a ello no están dispuestos. Freud, sin embargo, para reducirnos sólo al más influyente de los psicólogos, sabía muy bien que él intentaba dar otra explicación a lo mismo que toda la más genuina tradición cristiana había declarado desde la fe. La renuencia a admitirlo por parte de los teólogos, filósofos, y psicólogos que se consideran católicos, además de su superficial conocimiento de la doctrina de Freud y de otros psicólogos clásicos, manifiesta su falta de claridad epistemológica y eventualmente su debilidad profunda para extraer a fondo las consecuencia de su fe. En efecto, como nos enseña el Concilio Vaticano II, en realidad el misterio del hombre solamente encuentra verdadera luz en el misterio del Verbo encarnado.(2) Y no se trata simplemente de aquello de lo que se ocupa la antropología filosófica, sino muy especialmente de la condición concreta del hombre al que Cristo vino a salvar.
De esa condición concreta, a sus últimos niveles de profundidad, trata Freud, y también Santo Tomás. Naturalmente, uno desde su ateísmo nietzscheano, y el otro desde la luz de la Escritura divina y de la razón natural.
Algunos tomistas, al tratar acerca del ámbito psicológico, apelan al principio de
que -la gracia supone la naturaleza y la eleva-, para fundar la necesidad de una terapéutica psicológica que prepare el camino de la gracia, como condición para su eficacia. Sutilmente, caen en una concepción profundamente contraria a la de Santo Tomás, para el cual, fundándose sobre San Agustín, nunca podría haber una disposición natural humana para lo sobrenatural gratuito. Es siempre desde la gracia, al contrario, que la naturaleza puede restaurarse o recomponerse, desde la que el hombre, radicalmente, puede curarse, si estamos al nivel propiamente humano y no meramente psiquiátrico o médico.
Lejos de estar relegada a algunos puntos particulares, como por ejemplo el tratado de las pasiones, las doctrinas tomistas sobre las que podría apoyarse una verdadera psicología que no caiga en las trampas que acompañan la condición moderna -y que, a diferencia de la filosofía, no puede ser sino cristiana, por referirse al hombre históricamente considerado- abarcan la mayor parte del pensamiento del Aquinate.
Demos una rápida idea de ello a partir de la estructura y los temas sólo de la Suma de Teología. La primera parte de esta obra trata acerca de Dios y su creación. Y aquí acerca de los ángeles y los hombres.
Cualquier psicología digna de este nombre debe fundarse sobre un adecuado conocimiento de la naturaleza humana del sujeto concreto que quiere ayudar y conocer.
Lamentablemente, la casi totalidad de las corrientes psicológicas contemporáneas adolecen de gravísimos defectos en este orden, que limitan en la práctica su eficacia positiva, y, por el contrario, las convierten tantas veces en instrumentos de profundas deformaciones humanas. La trampa consiste aquí en la aceptación acrítica lamentablemente también por parte de muchos cristianos, del principio freudiano de que la psicología, tal como Freud mismo la estableció como psicoanálisis, consiste en una verdadera ciencia con objeto propio, y distinto perfectamente de la antropología filosófica y de la antropología teológica. La falta de precisión especulativa juega aquí un papel capital, sumada, por supuesto, a la carencia de connaturalidad profunda con la plenitud de la vida humana y cristiana.
En este sentido, los claros principios de la antropología filosófica tomista deben
jugar un papel capital para la reconstrucción de una auténtica psicología en el ámbito cristiano. No se podrá conocer nunca al hombre concreto sin entender la inteligencia, la voluntad, el alma humana, sus potencias sensitivas, en resumen,
el verdadero ser y funcionamiento profundo la verdadera psicología profunda de la persona humana. Sólo la superficialidad de pensamiento podría intentar una verdadera síntesis especulativa entre la doctrina filosófica clásica sobre el hombre, tal como aparece formulada en Santo Tomás de Aquino, por ejemplo, y la psicología de Freud, Jung, Frankl, Piaget, Lacan, Kohut y muchos otros.
Por quedarnos solamente en la dimensión que determina esencial y radicalmente toda la condición humana, la concepción de la inteligencia de estos autores es no sólo profundamente insuficiente, sino también profundamente distorsionada. En este campo delicadísimo, del que dependen todos los otros que se refieren al hombre, las ilusiones concordistas solo podrían conducir a errores fatales de muy negativas consecuencias, especialmente en el ámbito de la vida cristiana.
El tratado acerca de los ángeles, en el que Santo Tomás desarrolla toda su maestría, sólo aparentemente, y, por supuesto, para los que no tienen profunda fe y profunda experiencia de la vida, puede quedar fuera del ámbito de la verdadera psicología. San Ignacio de Loyola mostró de modo insuperable, en la práctica, lo que significa la influencia constante de la parte principal de la realidad natural, el mundo de los ángeles, sobre la vida de los hombre, en sentido positivo y en sentido negativo. La experiencia de la dirección espiritual, demuestra, por otra parte, que las más enrevesadas situaciones humanas no pueden resolverse con prescindencia de la acción de los ángeles buenos y malos sobre la vida de los hombres. Por otra parte, el pecado original, del que Santo Tomás trata largamente en la Prima Secundae de la Summa, es capital para entender la situación y el
funcionamiento concreto de la vida de los hombres.(3)
Todo lo que el hombre hace y padece, desde el más elemental sentimiento hasta la aceptación plena de la Redención de Cristo, está afectado por la referencia a ese drama del principio de la humanidad. Freud mismo, a su manera, da testimonio de que no se puede entender la vida humana prescindiendo de la culpa, y especialmente de la culpa original, de la cual para él el hombre no puede sino estar orgulloso, pues tomando consciencia de ella llega verdaderamente a ser lo que es, hombre racional. La presencia determinante de la culpa original en el mundo somete a éste, según toda la línea constante de la antropología teológica ortodoxa, hasta la del último Catecismo de la Iglesia Católica, al poder del demonio y de los demonios, que lo tienen esclavizado, obrando especialmente sobre la imaginación y la afectividad sensitiva, que son las facultades en las que se centra fundamentalmente la vida psíquica de la mayoría de los hombres.(4)
No se trata, pues, de un dato meramente teórico sino sólo para aquellos que no conocen profundamente el funcionamiento de la existencia concreta de los hombres, individual y socialmente considerados. Santo Tomás, entre otros grandes maestros de la auténtica sabiduría cristiana, puede ser una guía luminosa en este campo.
Toda la Segunda Parte de la Suma, dedicada a estudiar al hombre como imagen de Dios, es un gran tratado de psicología fundamental, no sólo teórica sino también práctica. Desde aquí podría comenzarse una verdadera obra de reconstitución de la psicología cristiana. Esta debería discernir, desde la fe y lo que la recta razón descubre acerca del hombre concreto a la luz de la revelación, todo aquello que el desarrollo de la cultura posterior a Santo Tomás aporta como positivo y como negativo para la comprensión de la naturaleza humana dinámicamente considerada, y para la ayuda práctica en orden a subsanar las deficiencias del hombre concreto. El principio que guía al Aquinate es el del hombre como creado a imagen de Dios, y destinado y elevado al orden sobrenatural. Es imposible absolutamente comprender la situación de la persona concreta -que implica la totalidad de lo que alguien es- fuera de este orden.
La consideración del fin del hombre con la que comienza la Prima Secundae es del todo capital en psicología.(5) Y es aquí donde se sitúa, coherentemente con la deficientísima concepción de la inteligencia, una de las fatales fallas de las corrientes psicológicas contemporáneas, con la notable excepción parcial -en este punto determinado-, de la de Alfred Adler, que considera principalmente la función de la finalidad en la vida humana. Si el fin es lo más importante en la conducta, y el único fin último de todos los hombres tengan o no la gracia es la Beatitud,(6) es claro que sin la consideración de la situación del hombre concreto respecto de ella será ininteligible el verdadero significado del complejo de realidades y fenómenos que la determinan, y será imposible también toda ayuda verdaderamente eficaz y no dañina -por ejemplo, en el psicoanálisis freudiano, según su idea fundamental, haciendo consciente la inconsciente rebelión contra la autoridad paterna de Dios, que determina la concreción de la vida humana en general en cuanto desconectada de la gracia-.
Si la psicología ha de desarrollarse en un nivel verdaderamente científico y eficaz, en contraste con la impresionante confusión que reina en el estudio de la psicología contemporánea, cuando logra a veces superar el nivel meramente extrínseco en la consideración del hombre, común a las ciencias biológicas y físicas, para asomarse al nivel de la vida humana-, no podrá prescindir de la comprensión precisa y técnica de los actos humanos en cuanto tales, distintos de los actos meramente del hombre, como son los actos inconscientes de todo tipo.
Es lo que Santo Tomás trata a continuación de la Beatitud en la Prima Secundae.(7) Es especialmente importante en este punto la adecuada captación del funcionamiento de la voluntad espiritual, la potencia humana más dejada de lado en la psicología de nuestros días, y, por otra parte, la más deteriorada en la condición del hombre concreto.(8)
Llegamos así al tratado de las pasiones.(9) Estas no pueden ser entendidas independientemente de su radicación en el alma humana espiritual, y de su
función respecto de los actos de las potencias superiores. El significado concreto de los actos de las pasiones sólo puede captarse en su situación respecto de los actos espirituales. Esta idea está presente unilateralmente y de manera deformada en el mismo Freud, para el cual toda la vida psíquica es camino para la plena realización de lo que él entiende que es la razón.
Santo Tomás nos provee de una consideración más completa y detallada de la vida psíquica al nivel de los actos inferiores a la razón y la voluntad, dándonos, además, los instrumentos para considerarlos en su verdadero significado concreto, al entenderlos respecto del verdadero funcionamiento de la razón y la voluntad
humanas, y respecto del último fin. Abundan en este punto las observaciones verdaderamente -psicológicas- de Santo Tomás, según la imprecisa e ideológica significación contemporánea del término -psicología-.
El tratado acerca de los hábitos, las virtudes, los dones del Espíritu Santo, las bienaventuranzas y los frutos del Espíritu Santo constituyen el núcleo de una psicología positiva, dirigida al desarrollo natural y sobrenatural del hombre contra la tendencia unilateral contemporánea a la consideración del hombre desde el punto de vista de la patología.(10)
En efecto, las psicologías contemporáneas consideran la naturaleza humana corrupta con la ayuda de doctrinas filosóficas profundamente pesimistas, como son las de Schopenhauer, Nietzsche, Heidegger y los posmodernos, sin tener connaturalidad para comprender un desarrollo verdadero y sano de la naturaleza humana -de hecho imposible sin la gracia divina, de la que huyen como de la muerte, y aún más, porque como Freud señala, el fin de la vida, para ellos, es la muerte-.(11)
Una verdadera consideración del funcionamiento positivo de la naturaleza humana restaurada por la gracia haría imposible la trágica confusión de tantos psicólogos concordistas católicos, que con su muchas veces afectada ingenuidad
introducen el principio de la muerte dentro de la doctrina de la vida corrompiéndola desde adentro en la vida concreta de sus pacientes, en el sentido literal de la palabra.
Si se intenta relacionar la neurosis de la que trata la psicología o las psicologías contemporáneas con la noción de pecado de la antropología teológica cristiana, normalmente se produce una violenta reacción adversa. Tal reacción se vería notablemente atenuada, o aún desaparecería por completo si se estudiase con seriedad el tratado sobre el pecado que Santo Tomás hace
seguir al de las virtudes en la Prima Secundae. Se captaría así la amplitud de su
significado y su dramática incidencia real a múltiples niveles, sobre todo
estructurales, en la vida concreta del hombre.(12) Pero es sobre todo el tema del
pecado original, que el Aquinate trata en las cuestiones 82 y 83, el que está en el
centro de la atención de Freud, e inconscientemente, se lo quiera admitir o no,
en el núcleo de toda la actividad psicológica contemporánea que está
configurada según la actitud freudiana. En efecto, el psicoanálisis de Freud,
como método y técnica, es intrínsecamente solidario de su intento fundamental
de hacer consciente del modo más pleno la rebelión del hombre contra Dios
Padre, radicada en la estructura inconsciente de sus vicios y pasiones no
restauradas por el influjo de la gracia.
Para Freud, como para Nietzsche, que es
su fuente secreta de pensamiento, el hombre se hace verdaderamente lo que es
en su oposición consciente contra Dios y en la pretensión de ocupar su lugar.(13)
Por otra parte, muchas distorsiones teológicas contemporáneas, que tienen como punto de fuerza una inadecuada concepción del pecado original por influjo y asimilación, a veces consciente, de las filosofías idealistas, entran en una simbiosis del todo natural con el pensamiento freudiano y psicológico en general -que aunque se oponga a los dogmas de Freud parcialmente, está
moldeado muchas veces sobre sus exigencias y pretensiones, y produce resultados semejantes, más allá de las intenciones de los psicoterapeutas-.
La Prima Secundae se cierra con la consideración de dos temas capitales en psicología: la ley (14) y la gracia.(15) El hombre no puede realizarse autónomamente sin la ayuda de Dios que es el autor de ambas. Ningún psicólogo podría con su terapia reemplazar la ley ni ayudar al sujeto a crearse una pseudo-ley subjetiva según las propias inclinaciones personales y las circunstancias de su vida -como en cambio pretenden solapadamente muchas teologías morales contemporáneas-. Tanto menos podría reemplazar la acción de la gracia, la única que ordena al hombre a su verdadero fin y que evita las profundas distorsiones de la personalidad. El verdadero psicólogo, aún a nivel meramente humano, ayudará a su atendido a descubrir las implicaciones.
Autor: Ignacio Andereggen
Fuente: a-equinas
miércoles, 20 de abril de 2011
Invitación: Obra de teatro sobre "La Pasión y Resurrección de Jesús"
INVITACION-INVITACION-INVITACION
Parroquia Santa Maria de Los Angeles y Grupo de Teatro del Centro de Santa Maria presentan:
"Pasión y Resurrección de Jesús"
...Obra de Teatro Musical
Viernes 22 de Abril a las 19.30 hs puntual
Parroquia Santa María de los Angeles
Romulo S. Naón 3250 (y Manuela Pedraza)
Coghlan - CABA
Te dejan los colectivos
19, 41, 67, 76
Los esperamos!!!!
miércoles, 30 de marzo de 2011
Chiara Lubich, un ejemplo de vida, fué homenajeada en el congreso
En plena Segunda Guerra Mundial, fundó el movimiento Focolares, que tiene como base el amor recíproco. Su aporte llegó al mundo social, político y económico. Recibió el premio Unesco de Educación para la Paz en 1996 y obtuvo 16 honoris causa. Falleció en el 2008.
Chiara Lubich,homenajeEra 1943 y Europa atravesaba uno de los peores horrores de su historia: la Segunda Guerra Mundial. Chiara Lubich, una mujer de poco más de 20 años, decidió creer que se podía combatir tanto horror con solidaridad y apertura. Así fue que, junto a otras jóvenes, empezaron a ayudar a gente que había quedado sin casa, separada de sus familias y sin comida. Crearon una suerte de red de solidaridad para que quienes más tenían pudieran compartir con los que estaban en peores condiciones.
En el marco del mes internacional de la mujer, ayer se realizó un homenaje a las 18:30 en el auditorio de la Cámara de Diputados para destacar el aporte de Chiara a la cultura, política y sociedad. Ella, que recibió el Premio Unesco de Educación para la Paz, fue recordada por amigos y seguidores en una celebración en la que expusieron, entre otros, la diputada Margarita Stolbizer y María Cristina Perceval, subsecretaria de promoción de Derechos Humanos de la Nación.
El caos suele ser muchas veces el escenario necesario para que surjan esperanzas. Así fue que en medio de la desolación de la guerra, Chiara y un grupo de amigas, dieron origen al Movimiento de Focolares, que luego se extendió al resto de los continentes. El término "focolares" significa "fuego de hogar" y fue elegido porque representa el "fuego" del amor evangélico que animaba a Chiara, según se detalla en la página oficial de este "pueblo", como les gusta autodenominarse.
La finalidad de los Focolares es "contribuir a la fraternidad universal y componer la unidad en la diversidad de la familia humana", se lee en un documento de este movimiento, que cuenta con más de dos millones de adherentes y simpatizantes de distintas comunidades religiosas: judíos, musulmanes, budistas, hindúes y taoístas.
Chiara nació en Trento el 22 de Enero de 1920. Si bien sus padres la bautizaron como Silvina, ella adoptó el nombre de Chiara (Clara), por su admiración a Clara de Asis. Vivió una infancia muy pobre: su padre, socialista perdió su empleo por sus ideas políticas y desde muy joven se dedicó a dar clases.
El 7 de diciembre de 1943 marcó un hito en la vida de esta mujer, porque fue en ese momento, con tan solo 23 años, que asumió su compromiso con Dios, en la iglesia de los Capuchinos de Trento.
El movimiento empezó a tomar tintes ecuménicos en 1961, momento en que Chiara comunicó su experiencia, a un grupo evangélico-luterano, en Darmstadt, Alemania. Así empezó la difusión a otras iglesias, que se profundizó en los años 70.
Respecto de cómo vivió ella su vínculo con el movimiento, en una entrevista realizada por Sandra Hogget en 2002, en Italia, dijo: "Yo hablo mucho de amor pero ha sido un carisma de luz, me hizo ver, me hizo entender desde el principio que habríamos llegado, por decir así, a todo el mundo".
Cristina Calvo, economista y asesora regional par Caritas de America Latina y el Caribe, conoció a Chiara en 1985 y dice que la impactó porque fue una persona que "descubrió el para qué, el sentido y lo hizo pensando en un bien para la humanidad".
La premisa de base de los Focolares es el amor recíproco; y esta forma de concebir la vida se manifiesta en distintas áreas, desde la política hasta lo social pasando por lo económico.
En este último sentido, Calvo, explica que se desarrolló un proyecto de economía de comunión, que implica "una manera de redistribución de la riqueza que permite, no sólo compartir las utilidades de las empresas con los empleados, sino también que tiene en cuenta las relaciones con los empleados desde una perspectiva de responsabilidad social basada en la persona". Cuenta que en la actualidad hay 800 empresas en todo el mundo que adhieren a este sistema.
El aporte de Chiara fue reconocido por el mundo entero. En el ámbito académico, fue distinguida con 16 doctorados honoris causa por su contribución a la cultura, y en 1996 recibió el Premio Unesco de Educación para la Paz.
"El impacto de su presencia es de una persona de mucha luz, de una búsqueda insaciable de la verdad", concluye Calvo.
Lubich murió el 14 de marzo de 2008. Así contó Estela De Carlotto cómo vivió la noticia de su fallecimiento: "Lloro a una hermana y agradezco a Dios que haya existido por todo el bien que ha hizo y porque su ejemplo seguirá haciendo por los siglos de los siglos el bien".
Fuente Clarin.com
29/03/11
viernes, 18 de marzo de 2011
Psicología con tratamiento espiritual
Entrevista al Dr. Martín Echavarría: Director de Estudios de Psicología, Universidad Abat Oliba, España.
En la actualidad es difícil plantear una psicología intrínsecamente cristiana, que en sus fundamentos, contenidos y métodos sea en todo fiel al mensaje cristiano y constituya una herramienta eficaz para la perfección humana. Los intentos por lograr estos objetivos han inquietado a numerosos pensadores y ha suscitado no pocas polémicas en medio de una cultura secularizada, pues se trata de aspirar a una psicología que lleve a las personas al encuentro de la verdad sobre sí mismos y su realidad, basados en una recta visión del hombre, como unidad psicobioespiritual. Los psicólogos católicos consideran que el ejercicio de la profesión no puede limitarse sólo a un tratamiento psíquico, sino que debe orientarse a mirar el problema de fondo, que involucra la relación de la persona con Dios.
Respecto a este tema conversó con Areópago el Dr. Martín Echavarría, Licenciado en Psicología y Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Argentina (1997), Doctor en Filosofía del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma (2004) y actual Director de Estudios de Psicología de la Universitat Abat Oliba, en Barcelona, España.
¿Cuáles son los elementos que desde la psicología y la filosofía entran en juego a la hora de hablar de evangelizar cultura?
La filosofía juega un papel muy importante en el diálogo entre razón y fe, por lo tanto, la filosofía sirve de mediadora entre la fe, la teología y las disciplinas científicas particulares, de manera especial las ciencias sociales y las ciencias humanas. Evangelizar en esos ámbitos significa tener en cuenta la antropología filosófica, la filosofía moral, etc. El papel de la filosofía es muy claro y es un papel que hay que fomentar. Sería bueno que las universidades católicas tuvieran la Filosofía no sólo como carrera sino en todos los estudios, con una formación filosófica sistemática.
La psicología juega un papel a otro nivel, vivimos en una sociedad muy secularizada, para bien o para mal, mucha gente que recurría al sacerdocio ya no recurre más, incluso gente con fe y sin fe, y ahí el papel del psicólogo católico: no solamente es seguir a nivel del trastorno psíquico si lo hay, sino muchas veces debemos enderezar la vida de la persona hasta que reconozca la necesidad de un “tratamiento espiritual” a su verdadero problema de fondo que es su relación con Dios.
¿Es posible mantener una relación entre psicología y religión? Hay quienes cuestionan esa relación...
Es un prejuicio lamentablemente muy extendido, hay quienes lo hacen con buena intención de una mala intelección de la distinción entre razón y fe, saber natural y teología. La distinción no implica una separación sobre todo en la comprensión del hombre concreto y eso es lo que intenta la psicología práctica, por lo menos. La otra cosa es una psicología práctica académica, el estudio de la percepción. Yo creo que allí se puede hacer abstracción del tema de la gracia, del tema de la fe, en la comprensión del hombre concreto cuyos problemas vitales y existenciales que pone ante el psicólogo son, en última instancia, problemas que no tienen solución radical y profunda sino desde una relación con Dios, y la relación es clara. Hay temas que son muy técnicos, y más técnicos no quiere decir que no tengan una dimensión humana y teológica también, si es el caso de la fobia, la ansiedad, etc. Tal vez hay una vía muy técnica y muy concreta de ayudar a resolver esto, sin negar que hay una perspectiva teológica dependiendo del tema. La gente va al psicólogo por mucho más que resolver un problema concreto, va porque no tiene orientación en la vida, porque se siente frustrada, quiere autorealizarse y necesita alguien que le ayude a empinarse a sí misma para desarrollarse mejor. Y aquí es clara la necesidad, por parte del psicólogo, de la formación teórica y práctica muy honda desde el punto de vista cristiano.
¿Cuáles son los elementos de la tradición cristiana necesarios para el desarrollo de una Psicología “fiel” al pensamiento cristiano?
Magisterio pontificio sobre la psicología hay muy poco, Pablo VI tiene algunas alocuciones a los psicólogos, Juan Pablo II tiene varias intervenciones en ese sentido. Hay tres puntos que son claves y que han mencionado tanto Pío XII como Juan Pablo II, que son: la conciencia de la dignidad de la persona, que se basa en que el hombre ha sido creado por Dios, a imagen y semejanza suya, y ahí en los detalles se derivan muchas consecuencias importantes para la psicología. El segundo elemento es que la humanidad está caída por el pecado original, por lo cual existen consecuencias muy concretas y dramáticas para la vida de la persona a nivel de sus emociones, de sus relaciones con los demás, de su unidad y equilibrio psicológico, unidad entre su parte emocional y su razón, de sus creencias. Y el tercer elemento es que podemos recibir la gracia de Dios, la gracia santificante tiene un efecto elevante, pero primero que nada sanante, la gracia sana nuestra naturaleza, sana nuestros desequilibrios emocionales, todos recibimos inicialmente la gracia en la sustancia, en el alma como decía Santo Tomás, pero desde allí la gracia deriva, emana como un torrente hacia nuestras facultades, hacia nuestros actos y toda nuestra vida, y cambia verdaderamente la vida. Como decía Pío XII, sin los datos que mencionaba antes, la personalidad cristiana resulta incomprensible y la psicología, sobre todo la aplicada, se expone a incomprensiones y errores. Si ignoramos los efectos concretos que estas realidades tienen en la vida psíquica, concreta y que experimentamos todos los días en los hombres, realidades que conocemos por Revelación, no las podríamos comprender.
El psicoanálisis tiene profundas implicancias filosóficas y culturales, que ha generado diversas confusiones en diferentes ámbitos de la vida cristiana. ¿Cómo contrarrestar tal influencia?
Yo creo que el análisis subjetivo del pensamiento, por lo menos de Freud, muestra claramente la incompatibilidad de su pensamiento con la visión cristiana del hombre. Creo que las vías son muchas y la principal es la de la formación universitaria. Si nuestras universidades católicas enseñan el psicoanálisis como la mejor psicología, la única posible, esto no se va a solucionar. La solución de este tema pasa por las universidades, por la investigación, por el estudio, por la enseñanza. Lo que pasa es que en este camino no hemos ni comenzado a andar, nos movemos en soluciones de compromiso, ponemos en las cátedras gente conocida de distintas corrientes que nos resulta confiable, como si lo que tuviéramos que hacer es optar por una corriente u optar por gente confiable, y no lo que es la tarea de la universidad (católica): repensar los temas desde sus fundamentos a la luz de la razón y de la fe. Esto en otras áreas se ha trabajado más, en educación, en derecho, en medicina, en bioética, pero en psicología esto está casi virgen.
Has escrito algunos artículos sobre el psicólogo católico Rudolf Allers. Éste plantea que el pecado es la base de la sicopatología, ¿qué piensas acerca de eso?
Allers es un autor de un período concreto del desarrollo de la psicología, y tiene muchos puntos fuertes que yo creo que merecen la pena recuperarse: en primer lugar es el único representante verdaderamente católico en la época clásica de la psicoterapia, está en un momento clave del desarrollo de la psicoterapia y psicoterapia no se entiende sino desde esa época. Fue alumno de Freud, discípulo de Adler, maestro de Frankl, en fin, estuvo en una época crucial y fue el único representante católico fiel a los principios básicos de una antropología cristiana. Creo que es un autor que merece ser destacado, merece recordarse, incluso ser una especie de emblema de un repensamiento, replanteamiento de la psicología y en particular de la psicoterapia. En segundo lugar, en algunos puntos concretos hay observaciones muy importantes, aunque muy discutidas, como por ejemplo la relación establecida por él entre el desorden moral y el desorden psicológico, lo que se llama el carácter neurótico, creo que ahí hay unas observaciones muy inteligentes que pueden ser precisadas, mejoradas, pero que poca gente ha hecho con la lucidez que ha hecho Allers.
¿Si la psicología estudia al hombre y busca darle respuesta a sus necesidades por qué crees que no tiene una antropología de base?
La psicoterapia moderna, la psicoterapia del s. XX es elaborada por médicos inicialmente, neurólogos y psiquiatras. Estos neuropsiquiatras por la mentalidad en que surge la psicoterapia, finales del s. XIX, ya han formado una mentalidad positivista, que por principio no sólo cierra e ignora lo filosófico, lo teológico, sino que lo combate. En segundo lugar, porque muchos de los autores principales están imbuidos de ideologías anticristianas, comprenden la psicoterapia como una alternativa a la guía espiritual cristiana. La psicoterapia nació en un ambiente ideológico hostil al cristianismo: ambiente positivista, formación científica de personas que son médicos y por otra parte, ya en una cuestión más voluntaria, una ideología de combate contra la antropología cristiana.
Y ese ambiente hostil continúa...por lo tanto la influencia de la psicología católica es débil...
Una influencia prácticamente nula y ambientes no sólo extracristianos. Una tarea totalmente por hacer y no se llegará a eso del todo si no llegamos a las universidades católicas porque las iniciativas individuales dependen de la fuerza individual y la fuerza individual no puede poner tiempo y dinero en proyectos de investigación que son fundamento muy necesario para una labor sistemática, coherente, y proponible de una psicología cristiana, de una psicología de verdad.
De cara a la reunión de Aparecida, como psicólogo y filósofo ¿cuáles son los puntos en los que se debería centrar el diálogo en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano?
Yo creo que hay un gran tema que atraviesa muchas de las áreas, es el tema de la educación católica, en colegios y particularmente de cara al futuro de la nueva evangelización, en las universidades católicas...Yo creo que ahí hay un gran tema, el de la educación católica y en particular el de las universidades católicas, porque cada vez más la tendencia será la influencia de lo académico,
y además, lo lógico es que crezca el número de personas en la universidad, por lo cual yo creo que es un punto fundamental.
Fuente: ACAPSI
miércoles, 2 de febrero de 2011
"Psicología de la conversión: Tipos de conversión, crisis, obstáculos y desenlace"
"Por eso muchas veces comienza por ser una reorganización interna de los principios intelectuales que presiden la vida moral y afectiva del individuo. La transformación ha de ser amplia y profunda en el complejo de la actividad pensante y moral del individuo, como lo fue en los que llamamos grandes convertidos: San Pablo, San Agustín, Raimundo Lulio, etc."
No tomamos en cuenta aquí las conversiones superficiales, es decir, aquellas que no son permanentes y duraderas; éstas en el fondo pueden llamarse falsas o menos auténticas.
1. Tipos de conversión
No todas las facultades del convertido se convierten o transforman en el mismo momento o con la misma profundidad; pero siempre repercuten en todo su ser. De ahí que pueda establecerse una clasificación. De este modo tenemos:
1) Según el término en que desemboca la conversión se habla de conversiones a la fe (en ellas es la inteligencia la que primariamente se transforma con un nuevo contenido intelectual), conversiones a la gracia (se trata del paso a la gracia después de una vida de pecado; aquí es la voluntad y la vida pasional o afectiva las que parecen principalmente transformadas), y conversiones a la perfección (designando con esto el trabajo serio por la santidad; en espiritualidad se habla en este sentido de "segunda conversión").
2) Según el modo en que se producen, se pueden distinguir las conversiones comunes u ordinarias (aquellas que se realizan sin sobrepasar los límites de lo normal, de lo ordinario, sin fenómenos extraordinarios), las conversiones extraordinarias (las que se producen de modo misterioso, con predominio de influjos extraordinarios de la gracia, y son a veces el comienzo de una vida intensamente mística), las conversiones graduales y prolongadas (aquellas en que todo el proceso toma su tiempo, como en el caso de Newman o de Vernon Johnson), las conversiones fulgurantes o repentinas (como la de San Pablo, Alfonso Ratisbona, Paul Claudel), y las conversiones con luchas y contrastes (que parecen caracterizarse por largas luchas interiores, como los casos de San Agustín, Libermann).
3) Por razón de la causa cabe distinguir entre conversiones intelectuales-discursivas (en éstas predomina psicológicamente el trabajo lento y discursivo de la inteligencia como se ve, por ejemplo, en Newman –descrita en su Apologia pro vita sua–, Manning –Por qué me convertí al catolicismo–; el trabajo intelectual no es el único porque siempre la voluntad y afecto, presupuesta la racionalidad de la fe, empujan y determinan en este trabajo), conversiones intuitivas (en estas parece como si la luz se hiciera en un momento de intuición, en el cual el convertido es ilustrado repentinamente por Dios; así, por ejemplo, San Pablo camino a Damasco –cf. He 9,1-9–, el judío Alfonso Ratisbona mientras visitaba la iglesia de Sant’Andrea delle Fratre en Roma, etc.), y las conversiones volitivas (aquellas en que el factor principal parece ser la voluntad deliberada; éstas son más frecuentes en la conversión a la vida de la gracia y en las conversiones a la perfección).
2. El proceso psicológico
La conversión se caracteriza –psicológicamente hablando– por un doble "sentimiento": una sensación de crisis y un fuerte deseo de Dios.
Toda conversión comienza por una crisis o una situación relacionada con alguna especie de sufrimiento (que puede ser físico, moral o espiritual), es decir, con una dialéctica interior. Junto a esto se da una convicción más o menos profunda y al menos confusa de que sólo en Dios el alma puede encontrar tranquilidad en esa lucha. Si sólo se da el aspecto de crisis, el proceso no terminaría en conversión sino en desesperación y tal vez en el suicidio.
Las formas más comunes de la crisis son tres:
1) Crisis moral: parte de la experiencia del pecado, como conciencia de bancarrota moral y sentido de suciedad; se caracteriza por el remordimiento causado por los pecados cometidos, por el sentimiento de vacío interior y por el ansia de paz interior. Muchas veces el alma se comporta inicialmente como huyendo de esa mirada hacia su adentro. Un testimonio más que elocuente es este texto de las Confesiones de San Agustín: "Narraba estas cosas Ponticiano, y mientras él hablaba, tú, Señor, me trastocabas a mí mismo, quitándome de mi espalda, adonde yo me había puesto para no verme, y poniéndome delante de mi rostro para que viese cuán feo era, cuán deforme y sucio, manchado y ulceroso. Veíame y llenábame de horror, pero no tenía adónde huir de mí mismo. Y si intentaba apartar la vista de mí, con la narración que me hacía Ponticiano, de nuevo me ponías frente a mí y me arrojabas contra mis ojos, para que descubriese mi iniquidad y la odiase. Bien la conocía, pero la disimulaba, y reprimía, y olvidaba"4
2) Crisis espiritual: se da más bien en la segunda conversión o despegue hacia la santidad. Se caracteriza por la conciencia de la mediocridad y superficialidad de vida. No es más fácil que la conversión del pecado a la gracia; porque a este converso le parece que se le pide todo y que abandone todo y no entiende el verdadero sentido de la libertad. Es la crisis que no pasó, por ejemplo, el joven rico del Evangelio.
3) Crisis física: tiene lugar por una catástrofe inesperada tal como el enfrentarse a la muerte de un ser querido, una enfermedad, un fracaso, o cualquier sufrimiento que obliga al alma a plantearse el sentido de la vida, o la dirección de su vida. René Bazin ha escrito en Etapas de mi vida: "Dios es el Pastor. El dolor es su perro. A veces muerde con fuerza, pero es para su bien". Cuando el dolor golpea a la puerta de un hombre "el alma se ve de improviso obligada a mirar dentro de sí misma, a examinar las raíces de su ser y escrutar en los abismos de su espíritu... La historia de las conversiones de todos los tiempos está llena de documentos que confirman el papel redentor que a menudo juega el dolor"5,. Así Máximo Acri encontró a Dios en los campos de concentración, Francesco Cornelutti lo hizo ante la vista de sus seres queridos moribundos, el oficial de las S.S. alemanas Olvald Pohl, en la cárcel de criminales de guerra antes de su ejecución.
Para introducir la crisis que lleva a una persona a la conversión, Dios se sirve de medios sumamente diversos, no atándose a ningún medio humano. A veces es el ejemplo de una persona santa, cuya presencia y modo de ser golpea y acusa al converso (ejemplo de esto tenemos en la conversión de Agostino Gemelli6); otras veces, es algo puramente fortuito, que los lleva a pensar sobre la vida y el destino (como vemos, verbigracia, en la conversión del barón de Eckersdorff7).
Junto con esta crisis se da en la psicología del convertido el deseo de purificación del pecado, de alcanzar la paz del alma, o directamente deseo del mismo Dios. A veces toma la forma de "que se es buscado por Alguien" y suele mezclarse con cierto miedo a entregarse a ese Alguien por temor a ser totalmente "devorado" o "absolutizado" por Él; hay sobre esto magníficas descripciones como la de Francis Thompson en El Lebrel del Cielo o Miguel de Unamuno en El Cristo de Velázquez.
Escribe Thompson (en la versión de Carlos Sáenz):
Le huía noche y día
a través de los arcos de los años,
y le huía a porfía
por entre los tortuosos aledaños
de mi alma...
He escalado esperanzas,
me he hundido en el abismo deleznable,
para huir de los Pasos que me alcanzan:
persecución sin prisa, imperturbable,
inminencia prevista y sin contraste.
Los oigo resonar... y aún más fuerte
una Voz que me advierte:
"Todo te deja, porque me dejaste".
Unamuno dice algo semejante:
...Y con amor furioso
persigues a quien amas, y si te huye
le acosas con ahínco y acorralas
sin dejarle vivir; de sed se muere,
y tiembla detenerse en los arroyos
ante tus fieros ojos en acecho
de víctimas. Temblando a lo que anhela,
cree sentir tras las rocas resoplidos
de tu resuello, y cuando, al fin, rindiéndose,
de ojos cerrados, tu zarpazo espera,
parado el corazón, de hielo el rostro,
siente tu sangre que la sed le apaga,
siente el abrazo de la dulce muerte
que le lleva a la vida a que escapaba,
y que es comerte ser por ti comido.
¡Rey del desierto, León de Judá!
3. Obstáculos para la conversión
Los obstáculos que más frecuentemente retrasan el acto de fe y la conversión suelen ser de dos órdenes: intelectivos o morales.
1) Obstáculos de orden intelectual. Propiamente no se trata de obstáculos racionales sino de prejuicios de orden filosófico e intelectual. La Iglesia no tiene miedo a la razón; al contrario, mientras más rigurosa es la razón más abre camino para una aceptación serena de la fe. La fe, lejos de suprimir la razón y la libertad del espíritu, la refuerza maravillosamente. Es elocuente a este respecto el diálogo entre la atea –luego conversa– Greta Palmer y Mons. Fulton Sheen: "La segunda vez que se encontraron le dice estas palabras: ‘No se preocupe de ponerme argumentos racionales a favor del Catolicismo. Estoy ya dispuesta a admitir que el entendimiento es un arma despuntada, incapaz de tener razón en los argumentos que más me molestan. El hombre, en efecto, ha comenzado a razonar desde el primer momento en que comenzó a existir y ha terminado en Hiroshima. Hábleme de la fe, sólo de la fe; independientemente del entendimiento’. Mons. Fulton Sheen le responde: ‘No se puede menospreciar la razón. Este es el error cometido por los seguidores de Hitler. Precisamente por esto hay gente que cree que un hombre en Moscú, en Idaho, puede ser un Dios, sólo por el hecho de que él afirma que lo es. Deje que le diga lo que nosotros los católicos creemos y, si su razón lo rechaza, váyase en paz, que yo la bendigo. Pero le ruego, como amigo, que no se niegue a emplear el entendimiento’"8.
Armando Carlini, otro converso, decía: "Sólo el hombre religioso, sólo el Filósofo cristiano está plenamente libre en el pensamiento. Como la mayor parte de los convertidos, he hallado en la Iglesia católica una libertad que ensancha el espíritu, exactamente lo contrario de lo que temen muchos de aquellos que están fuera de la llamada construcción dogmática de la Iglesia. Jamás me he sentido limitado, encajonado, estorbado por el sistema dogmático de la Iglesia"9.
Los obstáculos son, pues, prejuicios. Especialmente tienen lugar en almas imbuidas de racionalismo, panteísmo, materialismo, agnosticismo o escepticismo. Junto a la profesión de estas doctrinas hay que señalar también otras causas, como por ejemplo: la ignorancia religiosa, la falta de un mínimo espíritu de reflexión, la deficiente preparación filosófica que incapacita para pensar metafísicamente; la inadaptación mental en sus formas de hipercrítica, escrupulosidad intelectual, etc. También hay que añadir los defectos de un espíritu exclusivamente técnico o defectuosamente especializado que intenta aplicar métodos apropiados para unas ciencias (por ejemplo, matemáticas o fenomenológicas) al campo filosófico o histórico.
Significativo es el testimonio de la ya citada conversa Greta Palmer: "Leí libros mucho más precisos que los de Chesterton. Leí también obras anticatólicas. Pero, examinadas críticamente, éstas presentaban siempre puntos vulnerables. Las razones del catolicismo presentadas por Santo Tomás no ofrecían, en cambio, motivos de excusa. Mi conversión estuvo llena de repugnancia. Llamé a todas las puertas para asegurarme de que tras ellas había algo más que el vacío, antes de llegar a admitir que esta única puerta estuviese de verdad abierta sobre los secretos del universo. Descubrí que toda dificultad, toda duda que quedaba de mi ateísmo había sido respetuosamente examinada y resuelta siglos antes de que yo existiera. Vi que no existe hecho o hipótesis de la moderna física y astronomía que no puedan ser confortablemente recibidos en brazos de la Iglesia. Descubrí que, históricamente hablando, la gente parece querer dejar la Iglesia porque está deseosa de cosas prohibidas, pero no deseosa de verdades profundas"10.
2) Obstáculos morales. A pesar de cuanto pudiera parecer los principales obstáculos para la conversión –incluso para la conversión a la fe– no vienen del intelecto sino de la voluntad.
Entre estos hay que indicar, en primer lugar, el orgullo. Manuel García Morente ha escrito: "Ante el problema de Dios los filósofos modernos suelen sentir extraordinario pavor y tiemblan literalmente cuando en el horizonte de sus meditaciones surge majestuosa, pero indeseada para ellos, la imponente noción del ser por sí, acaso porque en esta coyuntura la filosofía moderna no tiene la conciencia muy limpia"11.
También hay que añadir el deseo de gloria humana, como dice el mismo Jesús: ¿Cómo podéis creer vosotros que buscáis la gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene sólo de Dios? (Jn 5,43-44). Asimismo la falta de docilidad a Dios y la sensualidad que quiere seguir apegada a sus desordenes morales, etc.
4. El desenlace de la conversión
La conversión sincera trae para el convertido una experiencia totalmente única que se manifiesta en forma de "descubrimientos"; en efecto, los convertidos –según sus propios testimonios– experimentan uno o varios de estos efectos12:
–El descubrimiento de la razón: muchos temen inicialmente que "creer" signifique renunciar a la libertad de espíritu y a la propia razón, pero terminan dándose cuenta de que la fe, lejos de suprimir la razón y la libertad del espíritu, refuerza uno y otra.
–El descubrimiento de nuevos horizontes: "Ha pasado más de un año de mi conversión –escribía George Harrison– y cada semana se abren nuevas puertas, se consiguen nuevas experiencias, las raíces se profundizan"13. El general Pohl, antes de su ejecución confesó que siempre había temido que el catolicismo fuese la negación de su personalidad, pero después de aceptarlo en la cárcel dejó escrito: "el catolicismo es, en su misma esencial, el sí a todo el hombre, al hombre en la plenitud de su vida"14.
–El descubrimiento de una religión ideal: o sea, de la verdad que satisface en plenitud la mente y el corazón.
–El descubrimiento de la libertad: el convertido vuelve a sentirse dueño de sí mismo y al mirar hacia atrás comprende que fue verdadera esclavitud la presunta libertad sin Dios, que antes poseía. Mons. Knox escribió: "Había supuesto que el resultado inmediato de mi sumisión a Roma sería la impresión de tener mi libertad coartada de mil maneras... Estaba dispuesto a sufrir esto; en cambio, ¡es curioso!, sucedió precisamente todo lo contrario: me sentí, y me sigo sintiendo, invadido por una maravillosa sensación de libertad, la magnífica libertad de los hijos de Dios"15.
–El descubrimiento de la luz, la vida y el sentido: muchos convertidos descubren que la vida, las cosas y los acontecimientos humanos adquieren un nuevo significado, y que viejos problemas encuentran en el cristianismo soluciones sencillas pero totalmente satisfactorias. Sobre su propio caso dijo Owen Francis Dudley: "Me habían dicho que, si me hacía católico, mi mente se vería cohibida y mi religión sofocada; que no podría volver a pensar por mi propia cuenta. Pero he visto lo contrario: que la Iglesia católica me coloca sobre una plataforma de verdad, desde la que hasta una pobre mente como la mía, puede elevarse a alturas inconmensurables. He hallado la verdad que libera al hombre. Me habían dicho que en la Iglesia católica todo se estancaba o estaba en decadencia. En cambio, he visto que la misma vida de Dios late en todas las venas del Cuerpo Místico. Fue como salir de una pequeña habitación cerrada, con las ventanas atrancadas, y hallarme, de buenas a primeras, sobre la cima de un alto monte, en torno al cual soplan todos los vientos del cielo. Aquí he hallado la vida"16.
–El descubrimiento del gozo: Chesterton al convertirse afirmó: "Es demasiado hermoso para ser verdadero; pero es verdadero"17. "El cristianismo –dijo por su cuenta Luis Santucci– es capaz de sepultar con una palada de gozo un abismo de dolores"18. Cuanto más largo y sembrado de dificultades esté el camino de la fe, tanto mayor es la alegría que se experimenta cuando se ha llegado a la meta.
PSICOLOGÍA Y TEOLOGÍA DE LA CONVERSIÓN
R.P. Dr. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
viernes, 14 de enero de 2011
Libro recomendado: "Por que es Santo" de ODER SLAWOMIR
"POR QUE ES SANTO"
EL VERDADERO JUAN PABLO II POR EL POSTULADOR DE CAUSA DE SU BEATIFICACION
Un día, cuando era seminarista en Cracovia, Karol Wojtyla encontró pegada en la puerta de su habitación una nota que rezaba: "FUTURO SANTO." Se trataba de una broma de sus compañeros, que hoy se revela como profética. En 2005, Benedicto XVI dio por iniciado el proceso de canonización de Juan Pablo II y designó como postulador a monseñor Slawomir Oder, que en este libro excepcional ofrece en exclusiva los entresijos de su trabajo de recogida de documentos y testimonios, arrojando de este modo luz sobre aspectos ignorados y esenciales de la vida de Juan Pablo II, que contribuyen a un conocimiento mejor de esta figura esencial de la Iglesia y del siglo XX.
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