El Evangelio
Evangelio según San Juan 15,26-27.16,12-15.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."
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viernes, 18 de marzo de 2011
Psicología con tratamiento espiritual
Entrevista al Dr. Martín Echavarría: Director de Estudios de Psicología, Universidad Abat Oliba, España.
En la actualidad es difícil plantear una psicología intrínsecamente cristiana, que en sus fundamentos, contenidos y métodos sea en todo fiel al mensaje cristiano y constituya una herramienta eficaz para la perfección humana. Los intentos por lograr estos objetivos han inquietado a numerosos pensadores y ha suscitado no pocas polémicas en medio de una cultura secularizada, pues se trata de aspirar a una psicología que lleve a las personas al encuentro de la verdad sobre sí mismos y su realidad, basados en una recta visión del hombre, como unidad psicobioespiritual. Los psicólogos católicos consideran que el ejercicio de la profesión no puede limitarse sólo a un tratamiento psíquico, sino que debe orientarse a mirar el problema de fondo, que involucra la relación de la persona con Dios.
Respecto a este tema conversó con Areópago el Dr. Martín Echavarría, Licenciado en Psicología y Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Argentina (1997), Doctor en Filosofía del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma (2004) y actual Director de Estudios de Psicología de la Universitat Abat Oliba, en Barcelona, España.
¿Cuáles son los elementos que desde la psicología y la filosofía entran en juego a la hora de hablar de evangelizar cultura?
La filosofía juega un papel muy importante en el diálogo entre razón y fe, por lo tanto, la filosofía sirve de mediadora entre la fe, la teología y las disciplinas científicas particulares, de manera especial las ciencias sociales y las ciencias humanas. Evangelizar en esos ámbitos significa tener en cuenta la antropología filosófica, la filosofía moral, etc. El papel de la filosofía es muy claro y es un papel que hay que fomentar. Sería bueno que las universidades católicas tuvieran la Filosofía no sólo como carrera sino en todos los estudios, con una formación filosófica sistemática.
La psicología juega un papel a otro nivel, vivimos en una sociedad muy secularizada, para bien o para mal, mucha gente que recurría al sacerdocio ya no recurre más, incluso gente con fe y sin fe, y ahí el papel del psicólogo católico: no solamente es seguir a nivel del trastorno psíquico si lo hay, sino muchas veces debemos enderezar la vida de la persona hasta que reconozca la necesidad de un “tratamiento espiritual” a su verdadero problema de fondo que es su relación con Dios.
¿Es posible mantener una relación entre psicología y religión? Hay quienes cuestionan esa relación...
Es un prejuicio lamentablemente muy extendido, hay quienes lo hacen con buena intención de una mala intelección de la distinción entre razón y fe, saber natural y teología. La distinción no implica una separación sobre todo en la comprensión del hombre concreto y eso es lo que intenta la psicología práctica, por lo menos. La otra cosa es una psicología práctica académica, el estudio de la percepción. Yo creo que allí se puede hacer abstracción del tema de la gracia, del tema de la fe, en la comprensión del hombre concreto cuyos problemas vitales y existenciales que pone ante el psicólogo son, en última instancia, problemas que no tienen solución radical y profunda sino desde una relación con Dios, y la relación es clara. Hay temas que son muy técnicos, y más técnicos no quiere decir que no tengan una dimensión humana y teológica también, si es el caso de la fobia, la ansiedad, etc. Tal vez hay una vía muy técnica y muy concreta de ayudar a resolver esto, sin negar que hay una perspectiva teológica dependiendo del tema. La gente va al psicólogo por mucho más que resolver un problema concreto, va porque no tiene orientación en la vida, porque se siente frustrada, quiere autorealizarse y necesita alguien que le ayude a empinarse a sí misma para desarrollarse mejor. Y aquí es clara la necesidad, por parte del psicólogo, de la formación teórica y práctica muy honda desde el punto de vista cristiano.
¿Cuáles son los elementos de la tradición cristiana necesarios para el desarrollo de una Psicología “fiel” al pensamiento cristiano?
Magisterio pontificio sobre la psicología hay muy poco, Pablo VI tiene algunas alocuciones a los psicólogos, Juan Pablo II tiene varias intervenciones en ese sentido. Hay tres puntos que son claves y que han mencionado tanto Pío XII como Juan Pablo II, que son: la conciencia de la dignidad de la persona, que se basa en que el hombre ha sido creado por Dios, a imagen y semejanza suya, y ahí en los detalles se derivan muchas consecuencias importantes para la psicología. El segundo elemento es que la humanidad está caída por el pecado original, por lo cual existen consecuencias muy concretas y dramáticas para la vida de la persona a nivel de sus emociones, de sus relaciones con los demás, de su unidad y equilibrio psicológico, unidad entre su parte emocional y su razón, de sus creencias. Y el tercer elemento es que podemos recibir la gracia de Dios, la gracia santificante tiene un efecto elevante, pero primero que nada sanante, la gracia sana nuestra naturaleza, sana nuestros desequilibrios emocionales, todos recibimos inicialmente la gracia en la sustancia, en el alma como decía Santo Tomás, pero desde allí la gracia deriva, emana como un torrente hacia nuestras facultades, hacia nuestros actos y toda nuestra vida, y cambia verdaderamente la vida. Como decía Pío XII, sin los datos que mencionaba antes, la personalidad cristiana resulta incomprensible y la psicología, sobre todo la aplicada, se expone a incomprensiones y errores. Si ignoramos los efectos concretos que estas realidades tienen en la vida psíquica, concreta y que experimentamos todos los días en los hombres, realidades que conocemos por Revelación, no las podríamos comprender.
El psicoanálisis tiene profundas implicancias filosóficas y culturales, que ha generado diversas confusiones en diferentes ámbitos de la vida cristiana. ¿Cómo contrarrestar tal influencia?
Yo creo que el análisis subjetivo del pensamiento, por lo menos de Freud, muestra claramente la incompatibilidad de su pensamiento con la visión cristiana del hombre. Creo que las vías son muchas y la principal es la de la formación universitaria. Si nuestras universidades católicas enseñan el psicoanálisis como la mejor psicología, la única posible, esto no se va a solucionar. La solución de este tema pasa por las universidades, por la investigación, por el estudio, por la enseñanza. Lo que pasa es que en este camino no hemos ni comenzado a andar, nos movemos en soluciones de compromiso, ponemos en las cátedras gente conocida de distintas corrientes que nos resulta confiable, como si lo que tuviéramos que hacer es optar por una corriente u optar por gente confiable, y no lo que es la tarea de la universidad (católica): repensar los temas desde sus fundamentos a la luz de la razón y de la fe. Esto en otras áreas se ha trabajado más, en educación, en derecho, en medicina, en bioética, pero en psicología esto está casi virgen.
Has escrito algunos artículos sobre el psicólogo católico Rudolf Allers. Éste plantea que el pecado es la base de la sicopatología, ¿qué piensas acerca de eso?
Allers es un autor de un período concreto del desarrollo de la psicología, y tiene muchos puntos fuertes que yo creo que merecen la pena recuperarse: en primer lugar es el único representante verdaderamente católico en la época clásica de la psicoterapia, está en un momento clave del desarrollo de la psicoterapia y psicoterapia no se entiende sino desde esa época. Fue alumno de Freud, discípulo de Adler, maestro de Frankl, en fin, estuvo en una época crucial y fue el único representante católico fiel a los principios básicos de una antropología cristiana. Creo que es un autor que merece ser destacado, merece recordarse, incluso ser una especie de emblema de un repensamiento, replanteamiento de la psicología y en particular de la psicoterapia. En segundo lugar, en algunos puntos concretos hay observaciones muy importantes, aunque muy discutidas, como por ejemplo la relación establecida por él entre el desorden moral y el desorden psicológico, lo que se llama el carácter neurótico, creo que ahí hay unas observaciones muy inteligentes que pueden ser precisadas, mejoradas, pero que poca gente ha hecho con la lucidez que ha hecho Allers.
¿Si la psicología estudia al hombre y busca darle respuesta a sus necesidades por qué crees que no tiene una antropología de base?
La psicoterapia moderna, la psicoterapia del s. XX es elaborada por médicos inicialmente, neurólogos y psiquiatras. Estos neuropsiquiatras por la mentalidad en que surge la psicoterapia, finales del s. XIX, ya han formado una mentalidad positivista, que por principio no sólo cierra e ignora lo filosófico, lo teológico, sino que lo combate. En segundo lugar, porque muchos de los autores principales están imbuidos de ideologías anticristianas, comprenden la psicoterapia como una alternativa a la guía espiritual cristiana. La psicoterapia nació en un ambiente ideológico hostil al cristianismo: ambiente positivista, formación científica de personas que son médicos y por otra parte, ya en una cuestión más voluntaria, una ideología de combate contra la antropología cristiana.
Y ese ambiente hostil continúa...por lo tanto la influencia de la psicología católica es débil...
Una influencia prácticamente nula y ambientes no sólo extracristianos. Una tarea totalmente por hacer y no se llegará a eso del todo si no llegamos a las universidades católicas porque las iniciativas individuales dependen de la fuerza individual y la fuerza individual no puede poner tiempo y dinero en proyectos de investigación que son fundamento muy necesario para una labor sistemática, coherente, y proponible de una psicología cristiana, de una psicología de verdad.
De cara a la reunión de Aparecida, como psicólogo y filósofo ¿cuáles son los puntos en los que se debería centrar el diálogo en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano?
Yo creo que hay un gran tema que atraviesa muchas de las áreas, es el tema de la educación católica, en colegios y particularmente de cara al futuro de la nueva evangelización, en las universidades católicas...Yo creo que ahí hay un gran tema, el de la educación católica y en particular el de las universidades católicas, porque cada vez más la tendencia será la influencia de lo académico,
y además, lo lógico es que crezca el número de personas en la universidad, por lo cual yo creo que es un punto fundamental.
Fuente: ACAPSI
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