Dentro de los procesos creativos, posee un singular valor la fantasía. Ella es un recurso interno, útil para distanciarse del mundo externo, cuando el procesamiento del dolor y la ansiedad, así lo demandan. Pero, al mismo tiempo, es un puente que conecta lo interno, lo propio, con lo real del afuera, mejorando las condiciones del sujeto para introducirse de regreso en su vida.La expresión del ser en la consolidación de vínculos afectivos, el arte, la opción de resolver conflictos y el juego, constituyen ejemplos del uso de la fantasía, que guarda estrecha relación con el desarrollo de la creatividad.El juego inestructurado, en donde el insumo está en la propia fantasía, genera procesos de elaboración psíquica, por medio de los cuales, los pequeños logran apropiar la realidad, en sus aspectos placenteros y dolorosos, conocer el mundo y al mismo tiempo, recrearlo desde el aporte de su propia imaginación. Para jugar así, no se requiere de tecnología, ni de costosos entrenamientos. Respecto de los vínculos afectivos, vale la pena recordar a OSHO, quien refiriéndose al amor, precisamente lo sustrae del pensamiento productivo, cuando dice:“(…) Un hombre tenso no puede amar. ¿Por qué? Porque vive siempre con un propósito. Puede ganar dinero, pero no puede amar, porque el amor no tiene un propósito. El amor no es un producto, no puedes acumularlo ni ingresarlo en una cuenta bancaria, ni tampoco fortalecer tu ego con él. (…) El dinero lo ganas para algo, es un medio. Construyes una casa para vivir en ella: es un medio. El amor es el fin en sí mismo; por eso la mente calculadora, lógica, que funciona a base de propósitos, no puede amar. (…)”.Y efectivamente, muchas veces, el tiempo donde florece lo amoroso y donde acontece lo creativo es aquel que puede no ser circunscrito de antemano en una agenda, hecho que invita a apreciar lo que transcurre en el ámbito de la existencia misma, que no siempre tiene que expresarse en un hacer y hacer cosas, casi que de manera compulsiva.En el escenario de la familia, el propiciar momentos libres de planeación, puede facilitar que actividades como las señaladas y el estar allí, unos con otros, resalten el valor del existir sobre el hacer, siendo esto de vital importancia para que la creatividad emerja. Resulta interesante considerar estos aspectos, como una otra mirada, cuando las vacaciones plantean la pregunta por los tiempos familiares. Combinar para los padres, las actividades productivas y a la vez, disponer de momentos para compartir con los chicos, genera ansiedad, puesto que no siempre es fácil. Si a eso adicionamos, la lógica del hacer, como única opción válida para utilizar el tiempo, el conflicto no da espera y se empeora cuando no se poseen los recursos económicos para matricular a los niños, en los diferentes cursos de temporada. Por eso, desde una reivindicación del existir, independientemente del dinero y de la agenda estructurada que pretende conjurar el “aburrimiento”, es viable considerar en las familias, que es en la cotidianidad, donde quizás se encuentran los elementos más valiosas para el desarrollo y la salud emocional de sus integrantes.“Si su vida cotidiana le parece pobre, no se queje de ella; quéjese de usted mismo, dígase que no es lo bastante poeta como para conjurar sus riquezas: pues para los creadores no hay pobreza ni lugar pobre e indiferente” Rainer Marie Rilke, “Cartas a un joven poeta”.
(Autor: Sofía Uribe Arbeláez
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